Quiebra de We Work y su impacto en Centroamérica

La reconocida empresa de espacios de coworking WeWork, establecida en 2010 por Adam Neumann y Miguel McKelvey, ha acaparado titulares al acogerse al Capítulo 11 del Código de Quiebras de EE.UU., una medida legal que busca reestructurar empresas en dificultades financieras. Sin embargo, esta acción ha tenido un eco específico en Centroamérica, donde la operación local ha salido al paso de las preocupaciones, declarando su independencia financiera y operativa de la matriz en crisis.

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La filial centroamericana de WeWork, que comprende operaciones en Costa Rica, República Dominicana, El Salvador, Guatemala y Panamá, ha confirmado que sus actividades no se verán afectadas por la reestructuración de la compañía en EE.UU. y Canadá. Lejos de mostrar signos de desaceleración, la entidad anuncia ambiciosos planes de expansión con inversiones que rondan los 50 millones de dólares y la creación de al menos 500 nuevos puestos de trabajo a través de siete nuevas sedes en la región.

Garnier & Garnier Desarrollos Inmobiliarios, dueños de WeWork Centroamérica y el Caribe, se distancian de la situación financiera de WeWork Inc. (USA) subrayando su autonomía. Desde julio de 2023, gracias a un acuerdo con este desarrollador inmobiliario costarricense, la firma adquirió derechos exclusivos para el crecimiento y operación de la marca en los países mencionados.

En contraste con la estabilidad en Centroamérica, WeWork a nivel global afronta una deuda de 18.656 millones de dólares contra un activo de 15.063 millones de dólares. Como respuesta, ha anunciado un plan de reestructuración integral apoyado por la mayoría de sus acreedores, que busca mejorar su rendimiento financiero y estructura de capital.

En medio de este proceso, la empresa se enfocará en optimizar su cartera de arrendamientos de oficinas y mantener la continuidad de sus servicios. David Tolley, el CEO de WeWork, ha expresado que este es un paso crucial para mantener la posición de la compañía como líder en el sector del trabajo flexible.

Este revés financiero se refleja también en el valor de mercado de WeWork, que ha sufrido una devaluación significativa. Sus acciones han caído en un 99% este año, situándose muy por debajo de su máximo histórico alcanzado poco después de su entrada en la bolsa en 2021 a través de una fusión con la SPAC BowX Acquisition, marcando un duro contraste con su valoración previa de 47.000 millones de dólares.

Este giro en la fortuna de WeWork sucede tras un intento fallido de OPI en 2019 y la subsiguiente renuncia de su cofundador Adam Neumann del cargo de CEO, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo de los modelos de negocio altamente valorados pero financieramente volátiles en el sector del trabajo compartido.

(con información de Estrategia y Negocios)